27/3/15

PRÓLOGO para «Gretl» de Antonio Medinilla

Gretl es el último poemario de Antonio Medinilla
Editorial Palimpsesto 2.0, Sevilla, 2015

PRIMORDIAL
Juan Gallo

Todo esto empieza con una brizna de hierba en la memoria del poeta, habitante de un mundo donde nada importa sino Gretl. O donde tal vez no lo hay. Ella ocupa todo, como una sustancia universal invocada en letanías, himnos, confesiones, súplicas. Libro del monólogo íntimo y obsesivo con solo-Gretl.

Si existió una persona real que respondiera al nombre de Gretl, no podremos ya seguir sus huellas. —¿Quién Gretl?—. Tenemos su nombre, eso sí, grabado en versos e ilustraciones del propio autor. Nombre símbolo, mantra, emblema primordial.

tu nombre es gretl / en la hierba herida
el mío no importa

susurra entonces tu nombre / y resucítame
me lo debes

Su propósito es ambicioso: Gretl, de Antonio Medinilla, es una cosmogonía y una creación, una suerte de génesis desbocado. Drama en siete días donde se dilucida la apuesta más alta: ser un dios, crear un mundo, morir en el amor imposible.

la casa y la hierba / a lo lejos
las ventanas gretl / aparecen / y te iluminan
es tanta la felicidad / y la noche
que desapareces

Una naturaleza mínima se despliega; sus claves reaparecen a lo largo del texto: camino, amapola, pared, hierba, mar, noche... En este lugar inalcanzable, ¿cómo dejar de ver a aquella Bronwyn surgida de las aguas del lago? ¿Y qué lugar este, inalcanzable, sino el Paraíso? Pues Gretl, en efecto, se revelará como Eva y como serpiente. Será el Paraíso y será también la expulsión del Paraíso.

Este amor arrastra un signo endemoniado. Ya el nombre nos lleva, de un lado, a Gretchen, por quien Fausto recurre y sucumbe a Mefisto, del otro, a la Gretl de carne y hueso, hermana menor de Trakl: la fascinación de la sangre, su prohibición y transgresión. Incluso más adelante, en el día quinto, el poeta se aviene a cierto descenso a los mundos subterráneos guiado por ella. Si Gretl era creación, también puede ser salvación o condenación.

pierdo mi luz / en lo azul gretl
no me importa / el abismo
tus labios resucitan / en la arena
bajemos gretl / bajamos

gretl sálvame / de lo que miro
bajemos gretl / bajamos

Siempre solos Gretl y yo —así de breve es el elenco de la obra—, salvo por una tenue figura que asoma hacia el final: «carey, mi ángel rotoso». Quienquiera que sea: hija, hijo, bestia, vértice trinitario, fruto de un amor que transpone las fronteras de la vida. Que muere y que parece regresar.

Ser apartado de Gretl es ser condenado. Permanecer con ella, no obstante, tampoco asegura la salvación. Nos queda la certeza de que mundo-Gretl incontestablemente existió.

gretl del inicio / gretl del final
estoy hablándote de amor / y del amor fui arrojado
qué haremos gretl / con la belleza encauzada
sabes que mañana / me habré muerto otra vez.
 

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